martes, 20 de julio de 2010

APOYO A SHAKINE MOHAMMADÍ AHSTIANI

A veces, olvido que, pese al largo camino que le queda por recorrer a la mujer en Occidente, la vida de millones de mujeres, en determinados estados totalitarios, equivale a muy poco.

Hace unos días leí la noticia acerca de la condena a muerte, por lapidación, de Shakine Mohammadí Ahstiani, mujer iraní de 43 años, madre de dos hijos y, que permanece en prisión desde 2006.

Su único delito: haber mantenido “relaciones ilícitas” con el presunto asesino de su marido, varios años después de la muerte de éste. A pesar de que, en el juicio, la mujer se retractó de la confesión que hizo durante el interrogatorio, ya que adujo haber sido coaccionada. Además, según su abogado, tiene dificultades para entender el persa, porque pertenece a la minoría azerí, que habla un dialecto turco. Por ello, ya había sido condenada a 99 latigazos y privada de libertad, pero se ha reabierto el caso.



Un retazo del magnánimo Código Penal iraní. El actual código penal, vigente desde la revolución islámica de 1979, establece la lapidación para los adúlteros, de acuerdo con la controvertida interpretación de la sharía (ley musulmana), con la aprobación del delito por la confesión repetida del acusado o el testimonio de cuatro testigos varones (o de tres hombres y dos mujeres -siempre preponderancia masculina-). Varias voces, entre las que destacan el ayatolá Mohammad Ebrahim Yannati, aseguran que no hay base religiosa para ese castigo. De hecho, no se menciona nada al respecto en el Corán. Por lo que, atribuyen a meros motivos políticos su introducción en el citado Código.

El proceso de lapidación está descrito en los artículos 98 al 107; que, incluso, establece quién debe tirar la primera piedra. Para muestra, un botón: el artículo 102 dispone que, para la lapidación, los hombres tienen que ser enterrados hasta la cintura, y las mujeres, hasta el pecho. El artículo 104 dispone, en relación con la pena por adulterio, que deben utilizarse piedras "no tan grandes como para matar a la persona de uno o dos golpes, ni tan pequeñas como para no poder considerarlas piedras".

Amnistía Internacional (AI), que lleva a cabo una campaña de firmas para salvarla, asegura que en el comunicado del Gobierno iraní sólo se dice que no va a ser lapidada, pero no menciona que vaya a conmutarse su pena de muerte, por lo que puede ser ejecutada "en cualquier momento". El método de ejecución más usual en Irán es el ahorcamiento (“pena sustitutoria"). DEPLORABLE.

Irán lidera a los países islámicos que justifican la sharía y el papel de la familia como derechos que imperan sobre cualquiera de los derechos humanos definidos por Occidente. Asimismo, en Irán la legislación nacional prevalece sobre la internacional. Pese a que es país signatario del “Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, ratificado el 16 de diciembre de 1966 y con entrada en vigor el día 23 de marzo de 1976.

Por todo lo anterior, me sumo a esta campaña y os pido que la secundéis de igual modo.

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