lunes, 15 de julio de 2013

LA PIEDRA ROSETTA


Tal día como hoy… en 1799, el capitán francés Pierre-François Bouchard llevó a cabo uno de los descubrimientos más importantes de la Historia. En Rosetta (actual Rashid), durante la campaña en Egipto de Napoleón Bonaparte, tras excavaciones, salió a la luz un bloque de granito negro con inscripciones talladas: “La piedra Rosetta”, clave para el desciframiento de los jeroglíficos egipcios;  de significado desconocido, hasta que en 1822, el profesor francés Jean-François Champollion, logró determinar su naturaleza.
 
 
 Se trataba de un fragmento de una antigua estela egipcia de granodiorita, procedente de un templo y reutilizada como cimientos de una fortaleza,  inscrita con un decreto publicado en Menfis, en el año 196 a. C., en nombre del faraón Ptolomeo V. El decreto aparece en tres escrituras distintas: el texto superior en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en escritura demótica y la inferior en griego antiguo. Gracias a que presenta esencialmente el mismo contenido en las tres inscripciones, facilitó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios
 
                                                
 
Cuando visité por primera vez el Museo Británico, mi principal objetivo era contemplar in situ la imagen que tanto había observado en los libros. Justo en la primera gran sala, de la izquierda, al  abrir la vasta puerta, tras multitud de japoneses, allí estaba. No me cansé de mirarla. Tampoco dudé en volver a examinarla cuando acabé de deleitarme con la visita a ese módulo del museo y, después de haber experimentado unos sentimientos encontrados: vil expolio vs. preservación del patrimonio para el deleite mundial.